Cristina Kirchner ha salido al ataque a las organizaciones sociales, en medio de una interna feroz que tiene con los movimientos que responden a Alberto Fernández, tratando de cerrar filas con gobernadores e intendentes en detrimento de quitarle el manejo de cajas del Estado a sectores como el Movimiento Evita que ocupan cargos en el gobierno. Este realineamiento responde a intereses electorales y las alianzas que necesita para seguir en el poder.
Pero detrás del envenenado discurso, incluyó a quienes vienen organizando en los barrios la lucha contra el hambre con miles de comedores, de manera independiente, por el trabajo genuino, por la universalización de los planes sociales para que ningún desocupado quede sin un ingreso; que reclama que esos planes y el salario mínimo no nos condenen a la pobreza. Quiere avanzar sobre lo que hemos conquistado con mucho sacrificio para no sucumbir en la miseria.
Lo hace con dos objetivos centrales. Su invocación a que “el peronismo es trabajo y no planes” busca reducirlos, cuando se necesitarían millones más. Entra en la política del ajuste al igual que Patricia Bullrich. Lo que no dice es que en el peronismo gobernó 16 de los últimos 20 años y la pobreza y la desocupación aumentó.
Al igual que Milei, quiere darle “la lapicera” a los punteros del PJ de las provincias y municipios para que manejen la asistencia social; y así hacer lo mismo que en el Chaco, donde hubo casos graves contra funcionarios y punteros del gobernador Capitanich que son “dueños” de los cupos de becas provinciales, y los usan para extorsionar y abusar sexualmente de decenas de jóvenes desocupadas; y para la precarización laboral en tareas administrativas y fuera de todo convenio.
Repudiamos enérgicamente esta intención repugnante de Cristina que abre un nuevo capítulo de crisis en el gobierno pero cerrando filas con lo más rancio de la derecha apuntando contra quienes peleamos por el pan y contra el ajuste.
No nos extraña que la Señora nos ataque por luchar de manera independiente, es parte de su historial. Lo hizo contra los desocupados por la privatización de YPF que ella apoyó cuando con Néstor Kirchner gobernaba Santa Cruz, lo hizo con las asambleas populares en Santa Cruz en diciembre de 2001, y apoyó al gobierno de Duhalde, responsable político del asesinato de Maxi y Darío junto a otros actuales funcionarios de su gobierno.
También dijo que las mujeres en las organizaciones somos las que más trabajamos mientras una élite “nos maneja”. Las trabajadoras desocupadas que nos organizamos cuestionamos el régimen en su conjunto, y educamos a nuestros hijos bajo el valor de luchar por nuestras reivindicaciones.
El ataque de Cristina es más profundo. Nos quiere desorganizadas, y no emancipadas. Las mujeres somos un factor clave en la organización de la familia y de la estructura social capitalista. Por eso embestir contra este movimiento que nos tiene en la vanguardia es un ataque también al movimiento de mujeres que conquistó el aborto legal seguro y gratuito, y del que fuimos las piqueteras impulsoras desde los orígenes del movimiento piquetero, en aquel Encuentro Nacional de Mujeres del 2003.
Esta guerra declarada la daremos en los barrios contra la red de punteros pejotistas, clericales u opositores de ocasión.
El conjunto del movimiento piquetero combativo debe continuar la lucha con independencia política, rechazar este ataque y seguir luchando contra los ajustadores.
La voluntad de seguir peleando y exigirle un paro nacional y un plan de lucha a la CGT y las CTA, marca el rumbo de hacia dónde debe encaminarse el movimiento obrero.
Ladran sancho, señal que cabalgamos.
https://prensaobrera.com/movimiento-piquetero/el-debate-en-la-comision-de-movimiento-piquetero