Los seis puntos del Polo Obrero contra el ajuste, la inflación y la crisis


El avance de la crisis económica y social, y la movilización independiente contra el ajuste del gobierno nacional y el FMI, han dado lugar a todo tipo de maniobras programáticas y criminalizadoras para  terminar con la movilización piquetera que enfrenta esta orientación antiobrera.

La Unidad Piquetera y el Polo Obrero vienen desarrollando un plan de lucha desde comienzos de año, inspirados en una deliberación colectiva de miles de trabajadoras y trabajadores desocupados y la experiencia de lucha acumulada en las últimas décadas.

El Polo Obrero ofrece un programa de intervención inmediato para enfrentar esta crisis, defendiendo la organización e intervención colectiva de los trabajadores y sus intereses de clase. Un programa que volverá a estar planteado en las calles el próximo martes 27, con una contundente movilización a Plaza de Mayo.

 

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Bono de emergencia de $20.000

La reciente devaluación del peso, con cambio de gabinete económico mediante, ha disparado una inflación que ya carcomía los precarios ingresos de la población trabajadora, precarizada y desocupada.

Con el salario mínimo planchado por debajo de la suba de los precios, los ingresos obreros y populares se han visto disminuidos por la política del gobierno nacional. Un bono de emergencia de $20.000 debe servir para compensar lo perdido en estos meses.

Plan de obras públicas

La lucha del movimiento de desocupados combativo tiene su eje central en la demanda de trabajo genuino, para no depender de ninguna asistencia económica del Estado. Sin embargo, las políticas del gobierno, como la liquidación de presupuesto para obras públicas, atacan esta orientación de salida para los trabajadores.

La Unidad Piquetera ya presentó, hace varios meses, un proyecto para construir un millón de viviendas, en un país signado por la crisis habitacional, las cuales generarían cientos de miles de empleos directos en la construcción y otros tantos en las industrias vinculadas, todos bajos sus respectivos convenios colectivos y salarios.

El planteo de  trabajo genuino se contrapone a la ultraprecarización que el gobierno y Cristina Kirchner promueven con el pase forzoso de los planes sociales a las intendencias y gobernaciones.

Universalización de los programas sociales

La universalización de los programas sociales es un planteo de transición hasta que se garantice el acceso al trabajo genuino. Se trata de garantizar un ingreso a todo el que lo necesite, en medio de una crisis social y económica que se agrava.

Esto no es lo mismo que el Salario Básico Universal que impulsan algunos sectores, que implicaría una caída individual de los ingresos programa a solo $14.400 y va en la línea de desorganizar la lucha piquetera.

Salario mínimo de $100.000

El salario mínimo es la base de los ingresos que una familia necesita para cubrir sus necesidades elementales y un piso salarial. Actualmente no cubre esta función, sino que se encuentra, incluso, en niveles de indigencia, en $45.540.

El planteo de llevarlo a $100.000, algo que está en manos del gobierno, implica asegurar la cobertura de la Canasta Básica Total que mide el Indec, para que ningún ingreso ni jubilación esté por debajo de este monto.

Basta de criminalizar a los que luchan

Los ataques contra el Polo Obrero, con la imputación de sus dirigentes; los allanamientos a las organizaciones sociales y piqueteras; y la represión contra las movilizaciones en distintas provincias son parte de una política de persecución y criminalización contra quienes luchan contra el ajuste.

Se trata de una orientación que encabeza la vicepresidenta Cristina Kirchner, que busca terminar con toda oposición al ajuste y desmovilizar a las organizaciones de desocupados. Rechazamos esta política y reivindicamos el derecho a organizarnos y manifestarnos por nuestros reclamos.

Abajo el ajuste de Batakis y el FMI

El pacto ruinoso  del gobierno con el FMI recae sobre las espaldas de los trabajadores, con hambre, miseria y ajuste. Batakis, quien asumió recientemente al frente de Economía, se ha propuesto ir a fondo en esta orientación, lo que implica cortar recursos para la obra pública, el gasto social, salarios y la asistencia a los trabajadores.

La lucha por los reclamos obreros y de los desocupados es una pelea también contra el origen las políticas de hambre, para derrotar al FMI y su orientación, oponiéndole una salida propia de los trabajadores.

 

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