Casi diez mil personas marcharon hasta la Casa de Gobierno de Mendoza, centro político de la provincia, en reclamo de trabajo genuino, un seguro al desocupado y un bono de 20 mil pesos. La pérdida de los ingresos vía inflación y la caída de miles de personas en la pobreza es un cuadro que en Mendoza se profundiza.

La provincia de los salarios más bajos del país, las paritarias cerradas, la no creación de puestos de trabajo y las más de 600 mil personas debajo de la línea de la pobreza no tiene nada que envidiarle a los anuncios de ajuste de la ministra Batakis, que busca recortar 600 millones de dólares vía gasto social.

Esta situación, donde una familia no puede tolerar más ajuste, es enfrentada por las organizaciones de la Unidad Piquetera y, por supuesto, por el Polo Obrero que está impulsando una campaña llamando a las centrales sindicales a realizar un gran paro nacional y provincial para recomponer los ingresos.

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La respuesta ha sido nula, como también la reacción de las organizaciones oficialistas ante los ataques al movimiento piquetero de parte de Cristina Fernández y todo el arco patronal.

En medio de un ataque tan fuerte y un ajuste de estas características, guardar silencio y quedarse en la casa es dejar el camino allanado para que prospere el plan del FMI.

Frente a esto se gesta un movimiento popular de lucha que lucha por una salida propia en los barrios y lugares de trabajo. La Unidad Piquetera, con su plan de lucha, es la expresión de un rechazo a la política de ajuste que debe ser enfrentada.

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