Este 6 de junio cumpliría años nuestra compañera Mónica Lescano. “Moni” para muchos, para otros que trabajamos con ella, como yo, durante muchos años, la “extraordinaria”. Militante de pura cepa, recorría y militaba en zona oeste, una constructora de ese Polo Obrero, con residencia en Merlo (Villa Gaboto), en donde tuvo una lucha política intensa, ante las incontables amenazas y agresiones en su propia casa, causadas por el patotero intendente en esa época Raúl Othacehé.
Fue y será una gran constructora de comprensión colectiva desde su segunda casa, el “Polo técnico”. Desde ese lugar Moni era un abanico de soluciones, antes todas las cuestiones y actividades que la Mesa Nacional del Polo Obrero le requería, por ejemplo en cada Encuentro Nacional de Mujeres, los picnics del PO, en cada marcha, en cada acampe y ni que hablar en cada presentación de un papel o proyecto ante el Estado. Cada cuestión para ella era no acordarse de su enfermedad (lupus), no dormir. Eso era un compromiso no solo militante, sino cada papel, cada número, cada responsabilidad que tenía, se comprometía hasta los huesos.
Cumplidora en su rol, como responsable en la mesa nacional, Moni, de carácter fuerte y sostenedora en sus convicciones, tenía ese “reto” justo, no desde el punto de mala persona, sino desde la de prestar atención, ante cada número, cada letra, cada papel de los compañeros/a, decía siempre “mientras vos dormís… el Estado está pensando cómo cagarte”. Así era ella: extraordinaria, así se definía ella, así la conocí, así se presentaba, tras el reto, después venía el emoticón del guiño.
Hay miles de anécdotas que podría contar, pero una es el clásico “no me rompan las pelotas”. Cuando decía eso, ya sabíamos que llamó el Ministerio. Un día vi en un viaje a Mar del Plata una remera con esa frase, y justo tenía dos y las compré y un día en su cumpleaños se la regalé, y me dijo “gracias Chorchis” -como me decía-, “gracias hermanita mayor” le contesté (aclaro: Moni era menor que yo, pero nos tirábamos flores así).
Luchaba por cada beneficio de cada compañero/a de norte a sur, este y oeste del país, no dejaba problema técnico por resolver, era muy tenaz y seguía a cada responsable, incansablemente.
Moni, enorme constructora, que dejó una escuela técnica, que hoy por hoy, es irremplazable su presencia, pero su esencia está en cada compañero/a, que hoy cubre las enormes y miles tareas que hacía; siempre te vamos a recordar a vos y a esa enorme familia, a tu Sergio, a tu mama, a la Cami.
Ya escucho del más allá… “Chorchis, no me rompas las pelotas”. Siempre hasta la victoria… Mónica Lescano.
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